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EL MODUS OPERANDI DE GARAVITO ES EXACTAMENTE IGUAL AL METODO QUE USAN

LOS BOYLOVER PARA CONSEGUIR LA AMISTAD DE LOS NIÑOS.

«LAS BESTIAS BOYLOVER»

«Las autoridades judiciales no tienen una cifra definitiva, puede que este echando mas muertos encima para engrandecer entre los asesinos en serie o que sus apuntes no hayan sido tan juiciosos y los niños a los que mato pudieran ser hasta 182 todos pobres y varones, casi todos delgados, de rostro bonito, cabello castaño y ojos cafés. Los trazos aindiados y la leve tendencia de la gordura de John Iván no concordaban con ese perfil de potenciales víctimas de Morera, en el rango de niños diferentes de los gustos del asesino apenas si se podía mencionar uno de raza negra, otro francamente obeso y uno que además de ser el único de 16 años, era paralítico. El comienzo del horror para John Iván ocurrió hacia las tres y medía de la tarde del jueves 22 de Abril de 1999 en la plaza de los Centauros, en Villavicencio, desde el medio día, cuando salió de su casa, había vendido 10.000 pesos que llevaba en solo billete marcado con un 740 manuscrito en tinta roja. Le quedaban 74.000 pesos en boletos para ofrecer.

Oiga niño, yo le quiero comprar una lotería, déjeme ver que numeras tiene le dijo Morera, para quien las plazas publicas de mercado y de los terminales terrestres de transporte eran sus cotos de caza preferidos desde que comenzó su carrera de asesino trashumante a mediados de 1992 en Jamundi (Valle del Cauca).En la plaza principal de le Tebaida (Quindío), el 19 de Abril de 1.994, hacia las ocho de la mañana, llamo a Manuel Vicente Daza, de diez años, cuando iba a hacer un mandado de la casa. Días después encontraron su cadáver en la finca San Fernando con la cabeza cercenada y múltiples heridas de cuchillo a la altura de los riñones. Cuatro años después, el 22 de junio de 1.998, en Génova (Quindío) convenció a Tomas Martínez y Javier Ardila nueve y doce años respectivamente cuando cargaban cebolla en la plaza principal del pueblo para que se fueran con él y que, a cambio de algún dinero lo ayudaran con unos caballos, que debía llevar a otro sitio del municipio. Al otro día, en ese mismo pueblo y con la misma excusa, engatuso a Leonardo García cuando termino de jugar un partido de fútbol con sus amigos. Todavía nadie había dado la alerta sobre la desaparición de Tomas y de Javier. Aunque sus familias hubieran advertido al pueblo no habría por que sospechar del hombrecillo de barba, gorra y lentes que vieron sentado en la plaza. Había nacido en ese pueblo 41 años atrás, el 25 de Enero de 1.957.

Antes de Manuel Vicente y después de Tomas y de Javier hubo niños muertos, siempre pobres, siempre bonitos, y casi siempre delgados. Todos fueron encontrados días o años después atados de pies y manos en matorrales a las afueras de los pueblos o ciudades. A muchos de ellos les mutilo el pene y se los introdujo en la boca, a otros los decapito o cuando menos les dejo la cabeza colgando de un hilo de piel y carne del cuello. Al comienzo el puñal iba directo al corazón, pero paulatinamente fue cambiando el sitio y la cantidad de cuchilladas para prolongar el sufrimiento. El 18 de octubre de 1.997, en Río Frío (Valle del Cauca) le clavo 42 puñaladas en el tórax a Andrés Salgado, estudiante de 13 años. También con el correr del tiempo empezó a marcar sus muertos con cortes en la piel que formaban largas líneas sobre el tronco. Morera empezó a ojear los billetes de lotería y se le fue acercando a John Iván hasta que lo tuvo lo suficientemente cerca como para mostrarle un cuchillo grande y basto que llevaba en una mochila terciada al hombro No vaya a gritar por que lo mato.

Se tiene que subir conmigo a un taxi le dijo Morera. Sin gritar sin decir una sola palabra y mirando de frente, John Iván siguió las ordenes y en unas cuantas zancadas alcanzaron la calle 38, donde abordaron un taxi, Morera le pidió al conductor que los llevara al anillo vial, frente a las bodegas de Almaviva. Entre los dos puntos había en ese entonces cuatro semáforos y unos 25 minutos de recorrido, Durante el cual John Iván no dijo nada. No podía. Morera le enseñaba de cuando en cuando el cuchillo, sin dejarlo ver del taxista, y le hacia una elocuente mirada que era una orden de mantener el silencio. Al llegar al sitio, el asesino le dio 2.000 pesos casi un dólar al taxista, por una carrera que en ese momento costaba 1.500, era un lugar despoblado y solitario, transito de camiones de 18 ruedas. Aunque John Iván hubiera querido gritar nadie lo hubiera escuchado.

Subieron unos ocho metros por una ligera pendiente y Morera le dio la orden de cruzar una cerca de tres alambres de púas, después de la cual empieza un bosque de árboles nativos, una vez allí no hay manera de saber que esta pasando , matorral adentro. El 27 de noviembre de 1998, los niños de Pereira la mas grande y moderna de las tres ciudades que componen el eje cafetero marcharon de noche y alumbrado con velas para pedir con su silencio que no los siguieran matando.

Las autoridades no descifran el acertijo de los asesinatos

Pereira tenia serias razones para estar en pánico En enero cuatro cráneos de niños fueron encontrados junto al barrio Nacederos. El 17 de septiembre un joven que cabalgaba por un terreno baldío cerca del aeropuerto Matecaña descubrió una gran cantidad de pequeños huesos, luego, de ser cotejados por el Cuerpo Técnico de Investigaciones CTI de la Fiscalía General de la Nación, resultaron ser los restos de 13 niños. Una semana después en el kilómetro 1 de la vía hacia Mercella, en un abismo de unos 500 metros de profundidad y rodeados de maleza, se encontraron 12 esqueletos y nueve cráneos de niños. Alrededor de la fosa estaban esparcidos retazos de ropa y zapatos con las suelas desgastadas. Algunos cuerpos tenían una soga atada al cuello estos hallazgos trajeron a la memoria de los investigadores otros casos descubiertos en años recientes entre 1993 y 1998 se habían encontrado en todo el departamento del Risaralda del que Pereira es la capital 9 fosas y 42 esqueletos, todos de niños varones. Esas cifras alimentaron toda suerte de teorías en la opinión publica sectas satánica haciendo ritos de sangre, trafico de órganos humanos, exterminio nocturno de habitantes de las calles, castigo divino por la supuesta vida licenciosa que se lleva en Pereira, un cóctel entre prostitución infantil, pederastia y el dinero fácil del narcotráfico y por ultimo, uno o varios asesinos en serie…»